El pasado 29 de octubre, la DANA que azotó la Comunidad Valenciana dejó tras de sí un escenario de emergencia social al que, desde Fundación Altius, respondimos de forma inmediata. Activamos nuestros recursos y contamos con el respaldo clave de empresas como Amazon y Glovo, cuya colaboración ágil y comprometida permitió que productos de primera necesidad llegaran cuanto antes a las familias más afectadas.
La respuesta ciudadana no se hizo esperar, desde el primer momento voluntarios y voluntarias acudieron a la nave incluso de noche, descargando camiones, organizando cajas y poniendo su esfuerzo al servicio de quienes lo necesitaban. Fue una reacción espontánea, generosa y profundamente humana.
Uno de los pilares logísticos fue la nave anexa a la parroquia de Mártires Valencianos, que pudimos profesionalizar rápidamente y que se convirtió en el centro de coordinación de todo el material. Allí, día tras día, vimos cómo el compromiso se convertía en acción.
El nivel de implicación fue conmovedor, fuimos testigos de cómo los voluntarios, en disposición total de ayudar, pusieron sus propios vehículos al servicio de la causa, repartiendo los pedidos solicitados a través de la app de Glovo, realizando llamadas de confirmación y colaborando activamente en la organización del almacén y la gestión de donaciones. Se construyó, entre todos, un sistema eficiente, flexible y profundamente humano.

Una solidaridad que perdura
Lo más admirable es que, más de seis meses después, la ayuda no ha cesado.
La Fundación MAPFRE, que todos los años organiza una jornada participativa con los voluntarios interlocutores, organizó, este año, una jornada de voluntariado junto con la Fundación Altius. Estos voluntarios aportaron manos, tiempo y compromiso.
Igualmente, recibimos con entusiasmo a un grupo de estudiantes de Negocios Internacionales de la Universidad de Economía en Katowice (Polonia), quienes, gracias a la coordinación con la Universidad CEU Cardenal Herrera, participaron activamente en la entrega de productos esenciales en Paiporta. Su experiencia no terminó ahí: en su trabajo final, incluyeron propuestas para dar mayor visibilidad a las secuelas aún presentes en las zonas afectadas. Un testimonio claro de cómo el voluntariado también educa, transforma y deja huella.
Aunque han pasado ya varios meses desde la tragedia, la recuperación de las zonas afectadas continúa. Desde la Fundación seguimos trabajando sin descanso en dos grandes líneas: la recaudación de fondos y la intervención directa en las zonas afectadas.
Organizamos eventos solidarios destinados a generar recursos que se traducen en ayudas directas, programas de empleo y acciones de acompañamiento. Y no olvidamos nuestra misión principal: favorecer la integración sociolaboral de personas en riesgo de exclusión. Fruto de ello, hemos impulsado un nuevo proyecto en Benetússer, donde próximamente abrirá sus puertas un centro para atender a quienes perdieron su empleo tras la riada. Además, en Paiporta mantenemos activo nuestro punto de ayuda donde, gracias al compromiso constante de nuestros voluntarios, seguimos dando respuesta a muchas familias.

Gracias por estar ahí
Desde Altius, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento. A cada voluntario, a cada empresa colaboradora, a cada persona que ha donado su tiempo, su energía, sus recursos. Hemos atravesado momentos difíciles, pero también hemos sido testigos de una red de apoyo que se fortalece día a día.
Este artículo es un pequeño homenaje a todos los que han estado, están y seguirán estando. Porque el voluntariado no es solo respuesta en momentos críticos: es continuidad, es comunidad, es el rostro más humano de la esperanza.