Cada 5 de junio, Naciones Unidas nos recuerda la urgencia de actuar en favor del medio ambiente. En este 2025, uno de los retos más apremiantes es el desperdicio alimentario, una problemática ambiental, económica y social que afecta de forma directa a la sostenibilidad del planeta.
Fundación Altius, en colaboración con el Hub Empleo Verde y otras entidades sociales, ha impulsado el proyecto “Desperdicio Alimentario Cero”. Esta iniciativa no solo ha diagnosticado con rigor la situación local, sino que ha propuesto soluciones concretas, alineadas con la Agenda 2030 y el ODS 12: Producción y Consumo Responsables.
¿Por qué importa el desperdicio alimentario?
El desperdicio de alimentos no es solo un problema ético o económico; es también un grave atentado ambiental. Según la guía elaborada por Altius, cuando tiramos comida, también estamos malgastando agua, energía, tierra, fertilizantes y trabajo humano. Además, los residuos orgánicos en vertederos liberan gases de efecto invernadero como el metano, intensificando la crisis climática.
Claves del proyecto “Desperdicio Alimentario Cero”
En 2024 se encuestaron más de 400 establecimientos alimentarios en Villaverde. El resultado fue contundente: más de 90 toneladas de excedentes y residuos al mes, de los cuales un 66% eran alimentos no aptos para consumo humano. Sin embargo, más del 24% eran productos en buen estado que podrían haber sido reutilizados, donados o recomercializados.
Se identificaron tres categorías clave:
- Excedente: productos aún aptos para consumo que no se venden.
- Residuo: restos orgánicos o inorgánicos sin valor económico directo.
- Desperdicio: alimentos aprovechables que terminan en la basura.
El objetivo, según la guía, es claro: reducir los excedentes, aprovechar al máximo los alimentos y gestionar correctamente los residuos.

Soluciones sostenibles en acción
La Fundación Altius propone un enfoque circular y solidario:
- Donación de excedentes a través del programa “Mercado 1 Kilo de Ayuda”, que ha recuperado más de 5 millones de kilos de alimentos.
- Uso de aplicaciones móviles para vender productos próximos a caducar.
- Transformación de alimentos en subproductos: mermeladas, zumos, piensos.
- Educación ambiental y campañas para consumidores y comercios.
- Fomento del autoconsumo y del compostaje como prácticas sostenibles.
En enero de 2024, el Consejo de Ministros aprobó la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, que establece una jerarquía de prioridades para el aprovechamiento de alimentos, empezando por el consumo humano y finalizando con la valorización energética. Esta norma obliga a empresas a tener un plan de prevención y a promover la donación de alimentos.
Una llamada a la acción
Combatir el desperdicio alimentario es una de las formas más eficaces de reducir la huella ambiental, combatir el hambre y promover una economía circular. El Día Mundial del Medioambiente es una oportunidad para reflexionar y actuar. Desde el hogar hasta las grandes cadenas alimentarias, cada acción cuenta.
Reducir el desperdicio es posible, urgente y necesario. Como recuerda la guía: “El excedente no siempre es evitable, el desperdicio sí”.