Seguimos acompañando a las familias afectadas en Benetússer y Paiporta, donde las secuelas materiales y emocionales aún son visibles.
De la emergencia a la reconstrucción: la labor constante de Altius
Hace un año, la DANA golpeó con fuerza el área metropolitana de Valencia, entre el barro y la incertidumbre emergió una red de solidaridad que no se ha roto. La Fundación Altius a través de su delegación permanente en Valencia, fue una de las primeras entidades en movilizarse y, doce meses después, sigue presente en las zonas más afectadas.
Desde su centro de atención multidisciplinar en Benetússer, la organización continúa prestando apoyo integral a las familias, con atención social, material y psicológica. Además, prepara la apertura de una escuela de oficios que permitirá formar a jóvenes y favorecer su inserción laboral dentro del proceso de reconstrucción.
Antonio, educador de familia e infancia de la Fundación Altius en Valencia, lo resume así:
“Una vez superadas las necesidades urgentes, el foco está en el acompañamiento psicosocial. Hemos creado grupos con necesidades específicas y actividades que fomentan el apoyo mutuo y la integración comunitaria. Es importante que sepan que no nos hemos ido.
Nos hemos dedicado durante este año a acompañar, a detectar necesidades y ver posibles soluciones a nivel recursos y apoyo en general. He volcado mi experiencia en Altius Valencia en el desarrollo social, en la acción directa de apoyo. En Benetússer actuamos muy cerca de la gente, tenemos un local en el que ponemos el foco el acompañamiento psicosocial “.


Historias que resisten: el valor de la ayuda y la comunidad
Natasha, vecina de Benetússer, recuerda aquel día como el inicio de un año interminable:
“Fueron jornadas de limpieza sin fin. Cerré mi negocio y todavía no he podido recuperarlo. Gracias a Altius tuve apoyo desde el primer momento: limpieza, alimentos, acompañamiento. Sin ellos, habría sido imposible.”
Vive en una planta baja junto al barranco y aún siente miedo cada vez que llueve: “No estamos preparados. Hay casas sin reformar, ascensores y garajes inutilizados. Lo que más necesitamos ahora es apoyo psicológico y material, sobre todo para la gente mayor.”
En Paiporta, Gabriel se convirtió en un referente del voluntariado de Altius tras ver su propio negocio destruido:
“Durante la primera fase no había supermercados ni transporte; conseguir agua o alimentos era una emergencia real y pusimos en marcha un pequeño economato gratuito en Paiporta. También gestionamos donaciones de materiales, mobiliario y electrodomésticos. Un año después, muchas familias aún no pueden volver a sus casas. Nos falta mano de obra y apoyo psicológico.”
Florica, también residente en Paiporta, hoy forma parte del equipo de voluntarios de Altius coordinando la prospección de las necesidades en la zona:
“Había familias que literalmente no tenían nada. Acogí a dos amigas que lo habían perdido todo. Eso me empujó a ayudar. Hoy lo que más se necesita es apoyo psicológico, especialmente para los niños. Hay personas que todavía no se atreven a salir cuando llueve.”
Lydia lleva todo el año trabajando en primera línea como voluntaria, la experiencia ha sido tan exigente como esperanzadora:
“Ha sido muy satisfactorio ayudar, pero la gente necesita saber que esta ayuda continuará. Hay que mantener el apoyo psicológico, fomentar actividades para los niños y asegurar que nadie se quede atrás.”
La presencia activa y la continuidad de la ayuda como motor
A pesar de las dificultades, el espíritu de colaboración sigue siendo lo que impulsa la recuperación. Para Fundación Altius la labor de reconstrucción no es solo material, también emocional y comunitaria.
Como concluye Antonio:
“Todavía se nota el daño interno, la sensación de desorientación. La prioridad ahora es crear vínculos de apoyo y devolver la confianza.”



